Jamás olvidaré la última oración que hicimos en familia, era una de esas noches, donde reunidos compartimos de lo que Dios nos hablaría por medio de su palabra.
Tema principal: "La sanidad". Con todo el amor que Dios derramó en mi corazón y guiada por su dulce espíritu compartí el propósito que Dios tiene detrás de esta dura y a la vez desafiante prueba. Al finalizar tomados de la mano nos dirigimos en oración al Padre. Cada uno oró según sentía en su corazón, cuando llegó el turno de mi papá, dentro de todo lo mencionado por él, una frase quedó grabada en mí, la recuerdo como si fuese ayer, está intacta, la guardo en mis recuerdos, en lo más profundo de mi corazón.
Él dijo: "..PAPITO DIOS, gracias porque tú has prometido bendecirme con sanidad no sólo física, sino espiritual, tu palabra promete bendecir hasta mis mil generaciones, yo te creo.."
A pesar de la gran sensibilidad que me caracteriza, me permito traer estos recuerdos a mi memoria, tomada de la mano con Dios, ya que encuentro en aquella oración grandes enseñanzas, las cuales deseo que jamás dejen de verse reflejadas en mi vida.
Primera lección: Antes de partir me enseñó a llamar a Dios como "papito", él no tuvo papá - tal y como me encuentro yo ahora -, pero a diferencia de mí, lo vio partir a una edad temprana, sin embargo desde que hicimos pública nuestra fe el 27 Julio de 1999 empezamos a reconocer realmente a Dios como nuestro padre. Nadie mejor que él podría haberme enseñado que en Dios puedo encontrar un papá, muchos me miran y dicen entre sí: "huérfana es, perdió a su padre". Hoy les digo que no es cierto..si bien es cierto ya no tengo un padre terrenal con limitaciones tengo un padre perfecto y eterno: Mi papito Dios.
Segunda lección: Vivir agradecidos. La vida no es color de rosa, hay días en que sale el sol y días de intenso invierno, tiempos para sonreir y tiempos para llorar, momentos de victoria y momentos difíciles, tiempos de escacez y abundancia. Entre muchas cosaas más, él me enseñó, que a pesar de las circunstancias uno debe ser agradecido; su vida misma fue y siempre será mi ejemplo.
Tercera lección: Creer sin tener la necesidad de ver, a eso le llamamos FE, sí, la que guardó hasta el último de sus días, podría asegurar que su oración fue un mes antes de su partida; aquel día tuvimos la oprtunidad de mirar un video de sanidad, al termino, recuerdo haberlo escuchado declarar con firmeza "Dios me sanará".
Es increíble cómo pasa el tiempo, han pasado poco más de cinco meses que mi papá partió a la presencia de Dios y es inevitable verme rodeada de sentimientos encontrados, pero más puede mi espíritu que mi alma.
Les comparto una foto del día del sepelio, nos encontramos: mi mamá, mi hermano, yo -con Santiago y sus 37 semanas dentro mío- y mi hermana. Esta foto fue tomada el 5 de Mayo del 2011 en Campo Fe, Huachipa. Siempre representará un día importante en nuestras vida.
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Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz.
En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.
~ Juan 16:33 ~ |
El legado que papá Jorge dejó no sólo trascendió en mi vida, sino también en la de mis hermanos -soy testigo como muchos de ello -. Y hoy trascenderá mucho más allá porque su descendencia es bendecida hasta mil generaciones. Santiago no lo conoció, pero nos tiene, para contarle quién fue y lo que consiguió en Cristo para gloria de Dios. Eso es realmente muy bonito!
Y poniendo en práctica la segunda lección. Mi corazón siente gratitud por este nuevo tiempo. Dos semanas después nacería Santiago, sí, llegaría por fin a nuestras vidas y empezaría una nueva aventura para mí.
La maternidad me ha llevado a comprender mejor el corazón de mis padres; ahora, estoy atravesando un tiempo de sanidad en esta preciosa etapa de mi vida y tomada de la mano de Dios todo irá bien.
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| Todo tiene su tiempo ~ Eclesiastés |
Finalmente, una foto más, sacada del baúl de los recuerdos.
Esta foto me recuerda el día que cumplí mi primer añito de vida, en ese entonces en brazos de mi papá, cuando observo esta foto siento que lo extraño... y mucho‼
Sin embargo mi corazón se goza al tener la plena convicción de que él está en un lugar celestial, en la presencia del rey de nuestras vidas.
Dulces sueños papi, gracias por haberme dejado en los brazos de mi Papito Dios.
Marité Núñez D'Cueva.
